1.- CALLE DE ESTEBAN ILLÁN (la casa natal del poeta)

Las casas de los padres de Garcilaso de la Vega ocupaban la práctica totalidad de la acera norte (derecha de la fotografía) de la actual calle de Esteban Illán, y en este lugar, con mucha probabilidad, nació el poeta en la supuesta fecha del 30 de septiembre de 1499.
El conjunto de casas estaba integrado por una principal situada hacia la mitad de la calle y otras accesorias a sus costados. Es de advertir que la puerta y fachada principal daban a una plazuela situada al otro lado, hoy absorbida por la Facultad de Humanidades.
El comendador Garcilaso de la Vega y su esposa doña Sancha, padres del poeta, compraron la casa principal en 1491 a un canónigo de Toledo, y seis años después adquirieron la situada en la esquina con la plaza de Padilla.
En estas casas de la calle Esteban Illán vivió el poeta los primeros veintinueve años de su vida, prolongando allí su estancia junto con su mujer tres años después de la boda, hasta adquirir su propio hogar en 1528.
El conjunto de casas estaba integrado por una principal situada hacia la mitad de la calle y otras accesorias a sus costados. Es de advertir que la puerta y fachada principal daban a una plazuela situada al otro lado, hoy absorbida por la Facultad de Humanidades.
El comendador Garcilaso de la Vega y su esposa doña Sancha, padres del poeta, compraron la casa principal en 1491 a un canónigo de Toledo, y seis años después adquirieron la situada en la esquina con la plaza de Padilla.
En estas casas de la calle Esteban Illán vivió el poeta los primeros veintinueve años de su vida, prolongando allí su estancia junto con su mujer tres años después de la boda, hasta adquirir su propio hogar en 1528.
2.- PLAZA DE PADILLA (la evocación comunera)
Si hay en Toledo un lugar que nos hable de la Guerra de las Comunidades, éste es de la Plaza de Padilla, surgida en gran parte por la demolición punitiva del palacio de Juan de Padilla y su mujer, María Pacheco.
A comienzos del siglo XVI la plaza limitaba al Norte con la fachada principal de los Padilla, cuyo edificio ocupaba más de la mitad de la actual plaza, y al Este por la casa accesoria de los Lasso de la Vega, que aún deja ver la antigua portada, convertida hoy en fachada de la Facultad de Humanidades. En su interior subsiste un bello patio encolumnado que constituye un espacio garcilasiano privilegiado en el que, con un poco de imaginación, casi podemos sentir la presencia del poeta.
Durante un tiempo, el palacio de Padilla se convirtió en foco de la rebeldía comunera y los espacios aledaños conocieron las luchas entre comuneros e imperiales. También en este lugar se nos suscita el recuerdo de un Garcilaso sumido en el dilema de optar entre los dos bandos enfrentados.
Debido a su condición de cortesano, Garcilaso hubo de alinearse en el bando de Carlos V, mientras su hermano mayor, Pedro Lasso, pasó a ostentar el liderazgo de los rebeldes.
A comienzos del siglo XVI la plaza limitaba al Norte con la fachada principal de los Padilla, cuyo edificio ocupaba más de la mitad de la actual plaza, y al Este por la casa accesoria de los Lasso de la Vega, que aún deja ver la antigua portada, convertida hoy en fachada de la Facultad de Humanidades. En su interior subsiste un bello patio encolumnado que constituye un espacio garcilasiano privilegiado en el que, con un poco de imaginación, casi podemos sentir la presencia del poeta.
Durante un tiempo, el palacio de Padilla se convirtió en foco de la rebeldía comunera y los espacios aledaños conocieron las luchas entre comuneros e imperiales. También en este lugar se nos suscita el recuerdo de un Garcilaso sumido en el dilema de optar entre los dos bandos enfrentados.
Debido a su condición de cortesano, Garcilaso hubo de alinearse en el bando de Carlos V, mientras su hermano mayor, Pedro Lasso, pasó a ostentar el liderazgo de los rebeldes.
3.- CALLE DE STO. DOMINGO EL ANTIGUO (La lápida del error)
En el callejón de Santo Domingo el Antiguo, una lápida de mármol nos avisa, con mejor intención que acierto, que allí nació Garcilaso de la Vega. La inscripción yerra en el lugar donde nació el poeta y tampoco es muy correcta en la transcripción de su nombre, pero no obstante forma parte de un anecdotario digno de conocerse.
En 1869 los restos de Garcilaso fueron trasladados desde su enterramiento toledano a Madrid, donde el Gobierno de la Nación proyectaba erigir un Panteón de Hombres Ilustres en la iglesia de San Francisco el Grande. La iniciativa se frustró en medio de los vaivenes políticos, de tal modo que los restos de Garcilaso quedaron en el templo madrileño durante seis años, siendo devueltos a Toledo a comienzos de 1875.
En 1869 los restos de Garcilaso fueron trasladados desde su enterramiento toledano a Madrid, donde el Gobierno de la Nación proyectaba erigir un Panteón de Hombres Ilustres en la iglesia de San Francisco el Grande. La iniciativa se frustró en medio de los vaivenes políticos, de tal modo que los restos de Garcilaso quedaron en el templo madrileño durante seis años, siendo devueltos a Toledo a comienzos de 1875.
4.- PLAZA DE SAN ROMÁN (El sepulcro del poeta)
La plaza donde se erigió en 1995 el monumento a Garcilaso, obra del escultor toledano Julio Martín de Vidales, es el enclave toledano que mejor evoca la memoria del poeta, pues, como una metáfora del ciclo de su biografía, se sitúa entre el lugar donde se alzó su casa natal (en la vecina calle de Esteban Illán) y la iglesia conventual de San Pedro Mártir, que contiene su sepulcro.
En la época de Garcilaso esta plaza estaba ocupada por el Hospital de la Misericordia. Por su parte, el convento de San Pedro Mártir presentaba un aspecto muy diferente al que hoy podemos admirar, ya que sus trazas actuales datan de 1605, setenta años después de la muerte del poeta.
El convento dominico era el más influyente de la ciudad y albergaba a unos sesenta frailes, entre los que se escogían los principales consultores de la Inquisición. En el convento profesó como fraile uno de los hijos de Garcilaso, Pedro de Guzmán, y también su hermano Francisco.
En la época de Garcilaso esta plaza estaba ocupada por el Hospital de la Misericordia. Por su parte, el convento de San Pedro Mártir presentaba un aspecto muy diferente al que hoy podemos admirar, ya que sus trazas actuales datan de 1605, setenta años después de la muerte del poeta.
El convento dominico era el más influyente de la ciudad y albergaba a unos sesenta frailes, entre los que se escogían los principales consultores de la Inquisición. En el convento profesó como fraile uno de los hijos de Garcilaso, Pedro de Guzmán, y también su hermano Francisco.
5.- PALACIO DE FUENSALIDA (la corte de la Emperatriz)
El palacio de los Condes de Fuensalida compartió con el alcázar el honor de ser la residencia de la Emperatriz Isabel de Portugal durante el tiempo que ésta permaneció en Toledo ejerciendo de virreina, desde 1526 a 1539.
Las incomodidades del viejo alcázar motivaron que la Emperatriz se acogiera a la hospitalidad de los condes de Fuensalida, de modo que el palacio pasó a convertirse en sede oficiosa de la corte, y como tal allí rendiría Garcilaso sus visitas a la Emperatriz en su faceta de hombre de palacio primero y luego como enviado del virrey de Nápoles.
El palacio, construido en 1440, es uno de los más bellos ejemplos de arquitectura civil toledana y ostenta en la portada gótica los leones pasantes que constituyen el escudo de los Ayala.
Las incomodidades del viejo alcázar motivaron que la Emperatriz se acogiera a la hospitalidad de los condes de Fuensalida, de modo que el palacio pasó a convertirse en sede oficiosa de la corte, y como tal allí rendiría Garcilaso sus visitas a la Emperatriz en su faceta de hombre de palacio primero y luego como enviado del virrey de Nápoles.
El palacio, construido en 1440, es uno de los más bellos ejemplos de arquitectura civil toledana y ostenta en la portada gótica los leones pasantes que constituyen el escudo de los Ayala.
6.- PLAZA DEL AYUNTAMIENTO (ventana, consistorio y catedral)

Con tanto que admirar en la bella plaza del Ayuntamiento, nosotros fijaremos primero la atención en la fachada de la Audiencia Provincial, donde se sitúa una bella ventana gótica que es el único resto sobreviviente de la demolida casa natal de Garcilaso, en la Calle Esteban Illán. El resto de la portada, datable a fines del siglo XV, procede del derribo de la casa de los Peromoro, vecinos de Garcilaso.
El poeta conoció una Catedral y un Palacio Arzobispal no muy diferentes a los que hoy vemos; en cambio, el Ayuntamiento era completamente distinto al actual, reconstruido a fines del siglo XVI. Asimismo, en medio de la plaza se alzaba la sede del poderoso colegio de Escribanos Públicos, un granero de la catedral y once pequeñas casas.
El poeta conoció una Catedral y un Palacio Arzobispal no muy diferentes a los que hoy vemos; en cambio, el Ayuntamiento era completamente distinto al actual, reconstruido a fines del siglo XVI. Asimismo, en medio de la plaza se alzaba la sede del poderoso colegio de Escribanos Públicos, un granero de la catedral y once pequeñas casas.
7.- PASADIZO DE BALAGUER (la casa de su ayo Juan Gaitán)

El conocido como Pasadizo de Balaguer fue en su origen un paso abierto por el uso a través de un antiguo palacio derruido que perteneció al curador (tutor legal) y probable ayo de Garcilaso, don Juan Gaitán, quizá la persona que más influyó en su formación caballeresca.
Los jóvenes de la nobleza recibían la esmerada educación que correspondía a su clase mediante un preceptor y un ayo. El primero solía ser un clérigo que los instruía en los saberes al uso, mientras que el papel de ayo lo desempeñaba un caballero de notoria calidad en sus hábitos de vida, pues su función era la de servir de guía y ejemplo al educando.
Los jóvenes de la nobleza recibían la esmerada educación que correspondía a su clase mediante un preceptor y un ayo. El primero solía ser un clérigo que los instruía en los saberes al uso, mientras que el papel de ayo lo desempeñaba un caballero de notoria calidad en sus hábitos de vida, pues su función era la de servir de guía y ejemplo al educando.
8.- PLAZA DE AMADOR DE LOS RÍOS (incidente en el Hospital del Nuncio)
Al fondo de una corta calle sin nombre y sin salida se halla la puerta del llamado Hospital del Nuncio, que fue escenario en 1519 de un incidente violento entre Garcilaso y algunos miembros del cabildo catedralicio.
El hospital había sido fundado en 1483 por el canónigo Francisco Ortiz, nuncio apostólico, para acogida de treinta y tres dementes y trece niños expósitos. El estatuto fundacional establecía un triple patronazgo, para el que fue elegido el hermano de Garcilaso, Pedro Lasso, en representación del Ayuntamiento. Pero el representante de la Catedral se opuso a compartir su cargo con los otros, lo que provocó que un grupo de gente armada, con Garcilaso a la cabeza, entrasen en el hospital enarbolando sus armas y expulsaran violentamente al rector y a los capellanes.
El hospital había sido fundado en 1483 por el canónigo Francisco Ortiz, nuncio apostólico, para acogida de treinta y tres dementes y trece niños expósitos. El estatuto fundacional establecía un triple patronazgo, para el que fue elegido el hermano de Garcilaso, Pedro Lasso, en representación del Ayuntamiento. Pero el representante de la Catedral se opuso a compartir su cargo con los otros, lo que provocó que un grupo de gente armada, con Garcilaso a la cabeza, entrasen en el hospital enarbolando sus armas y expulsaran violentamente al rector y a los capellanes.
9.- CALLE DE LOS ALJIBES (La casa matrimonial)
En la esquina de la calle de Los Aljibes con la de Las Tendillas se mantiene en pie una sencilla fachada que en nada sugiere su ilustre pasado, cuando en el siglo XVI formó parte de las casas que habitaron Garcilaso de la Vega y su mujer doña Elena de Zúñiga.
Dos años después de su boda, todavía Garcilaso y Elena seguían viviendo en el hogar materno, a causa de la escasez de viviendas que la presencia de la corte ocasionaba en una ciudad de limitado espacio y en progresivo crecimiento.
Dos años después de su boda, todavía Garcilaso y Elena seguían viviendo en el hogar materno, a causa de la escasez de viviendas que la presencia de la corte ocasionaba en una ciudad de limitado espacio y en progresivo crecimiento.
10.- PLAZA DE SANTA LEOCADIA (La parroquia de Garcilaso)
Garcilaso consideró a la iglesia de Santa Leocadia su parroquia a partir de 1528, cuando se instaló con su mujer en la casa de la calle de los Aljibes. Abundan los documentos en que se alude a si mismo como parroquiano de Santa Leocadia, en un signo de satisfecha autoafirmación, pues esas casas constituían la base de su incipiente mayorazgo.
En su testamento deja dispuesta una limosna de cera para el Santo Sacramento en “mi parrocha de Santa Leocadia”; asimismo ordena una limosna para casar huérfanas que sean parroquianas de Santa Leocadia, con la advertencia de que, si no las hubiere, se utilice para casar de Cuerva o de Batres las que faltaren de “mi parrocha”; y también dedica limosna a personas pobres, así hombres como mujeres, en “mi parrocha de Santa Leocadia”.
El barrio de Santa Leocadia se articula en torno a su encantadora plaza, pero debemos considerar que en la época de Garcilaso el espacio lo ocupaba en su mayor parte el cementerio parroquial. El convento tenía la apariencia típicamente toledana, formado por la agregación sucesiva de casas, entre ellas la del infante Don Juan Manuel, autor de “El conde Lucanor”.
En su testamento deja dispuesta una limosna de cera para el Santo Sacramento en “mi parrocha de Santa Leocadia”; asimismo ordena una limosna para casar huérfanas que sean parroquianas de Santa Leocadia, con la advertencia de que, si no las hubiere, se utilice para casar de Cuerva o de Batres las que faltaren de “mi parrocha”; y también dedica limosna a personas pobres, así hombres como mujeres, en “mi parrocha de Santa Leocadia”.
El barrio de Santa Leocadia se articula en torno a su encantadora plaza, pero debemos considerar que en la época de Garcilaso el espacio lo ocupaba en su mayor parte el cementerio parroquial. El convento tenía la apariencia típicamente toledana, formado por la agregación sucesiva de casas, entre ellas la del infante Don Juan Manuel, autor de “El conde Lucanor”.
11.- MURAL JUNTO AL RÍO (las ninfas del Tajo)
Junto al puente de San Martín, en un paraje pintoresco elevado sobre la hoz del Tajo, se instala un mural de azulejos con versos de la Égloga III de Garcilaso:
“Pintado el caudaloso río se vía
que en áspera estrecheza reducido
un monte casi alrededor tenía”…
El tapial donde se exhiben los versos son los restos de la vieja muralla que cercaba el barrio de la judería. A pocos metros, una empinada senda desciende hasta la orilla del río. Allí, junto al agua, se despliega el mundo bucólico de Garcilaso, en el que las orillas del abrupto Tajo se trasforman por la magia su égloga III en ámbito mitológico de ninfas y palacios sumergidos de cristal.
“Pintado el caudaloso río se vía
que en áspera estrecheza reducido
un monte casi alrededor tenía”…
El tapial donde se exhiben los versos son los restos de la vieja muralla que cercaba el barrio de la judería. A pocos metros, una empinada senda desciende hasta la orilla del río. Allí, junto al agua, se despliega el mundo bucólico de Garcilaso, en el que las orillas del abrupto Tajo se trasforman por la magia su égloga III en ámbito mitológico de ninfas y palacios sumergidos de cristal.